No quisiera que me tomen por un ventajista o interesado, pero antes de lanzarme con la explicación sí que quiero serles franco para evitar equivocaciones: no me acaba de convencer el Cebrián. Diría no me gusta, pero eso no sería cierto del todo y seguramente no sería justo con su propuesta y trabajo. No voy a ejercer en este espacio en la red de crítico de pluma afilada. De hecho ni siquiera soy un crítico exigente. Simplemente me limitaré a decir qué me gusta y qué no. Y a mí el Cebrián no me convence.
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Ahora me explico. La propuesta que defienden las Hamburgueserías Cebrián tiene mucho mérito. Han cuidado de una manera excelente la estética de sus tres locales en Zaragoza, una imagen que me gusta mucho. Me gusta mucho su apuesta por las patatas fritas caseras, que me saben deliciosas dicho sea de paso (quizá a veces en exceso crujientes). Me parece un gran acierto su apuesta por platos y servilletas de material reciclado, lo que juega a favor del medio ambiente y de la eficacia en la gestión de sus locales. Disponen de una carta muy correcta, provista de suficientes variedades de hamburguesas, bocadillos y ensaladas…
Peeero, no me convencen sus hamburguesas…
Y mal empezamos si en una hamburguesería no te convence el producto principal. ¿Por qué? Por diversos motivos. El pan no me parece el adecuado. O puestos a apostar por este tipo de pan de todas todas, no creo que esté bien tratado. En una de mis recientes visitas, el juego de jugos y salsas de la hamburguesa hizo que se desintegrara literalmente el pan a cada bocado. Los amantes de las hamburguesas conoceréis es sensación de incomodidad al ver que la estructura se deshace a cada mordisco. Un leve tostado del pan, apenas apoyarlo un poco sobre la plancha, ayudaría a solucionar este problema.
Repito que la variedad de hamburguesas y complementos parece adecuada, pero mi segundo gran problema es que las hamburguesas del Cebrián carecen de un sabor característico. Es más, en mis últimas visitas siempre me ha dado la impresión de que tienen muy poco sabor a hamburguesa. Una sensación que se acrecienta cuando, dependiendo de salsas y complementos, la presencia del gusto a carne queda reducida a la mínima expresión. Y no es que tengan un sabor malo, en absoluto, sólo que a mí no me saben a nada…
Existe un tercer punto, ya más personal y de menor incidencia en el resultado final, que es su forma. Personalmente, no me gustan las hamburguesas perfectas. Cuadriculadamente redondas y sin apenas irregularidades en su textura (como podrán apreciar en la foto). Es más una manía personal, pero manía porque al fin y a cabo afecta al gusto final del producto. Una hamburguesa no es una ciencia exacta, he comprobado en numerosas ocasiones que resultan mucho más sabrosas cuando no se comprime en exceso la pieza y se deja ‘respirar’ a la carne. Y aquí no se da el caso.
RESUMEN
Valoro mucho los esfuerzos de Cebrián, su expansión por la ciudad y su apuesta por hamburguesas diferentes. De hecho, creo firmemente que es el negocio que mas ha ayudado a la expansión de la cultura de las hamburguesas elaboradas en Zaragoza. No creo ni que su producto ni su carne sean malos, sólo que a mí por la serie de razones antes explicadas no me convence.
Les invito a que visiten el local y sean ustedes mismos los que prueben y juzguen. En mis visitas y conversaciones he encontrado de todo: amantes, detractores e indiferentes. Ninguna tendencia gana. Simplemente cada uno tiene su visión y está claro que para poder hacerse una idea hay que visitar el lugar.
DATOS
Hamburguesería Cebrián
Precio medio (hamburguesa + bebida): 8-10 euros
Jorge Guillén, 2-4-6 (Actur) – 976529914
Página web: www.hamburgueseriacebrian.es/
Una respuesta a «Hamburguesería Cebrián, sí y no»
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